El calor sofoca tu esquelética escultura. Abandonada a la suerte de tu propia historia. Emerges colosal entre matas, espinos, yuyales que abrazan raíces y centro de tu imperio perdido. Cercada te encuentras. Exilian tu acceso. Aun así, te muestras desnuda, íntegra, solemne, berreando.Ayer. Veía lejana tu figura espectral. Rodeada de nada y secreto.Ahora. Rusticas mentes ignoran tu beldad desmantelada. Se acercan. Te ocultan. Cuidan tu descuido en metálicas redes empobrecidas.

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