¡Vacía mis entrañas! devora sin piedad hasta disipar mis huesos laxos, concedo mi sangre de ríos azules a beber con voracidad, calmando el deseo prófugo que edificaste.
Me entregare a lo oprobio sin importar la estirpe, alimentando viseras deslucidas por lo inerte, con estas carnes desérticas devorando la humeante ansia de gritar mis llantos.
Saciare la sed que sucumbe eternamente en sombras profanas,
déjame caer con violenta soledad por los mas altos vértices, ahógame en ciénaga viscosa preservando el recuerdo escrito en piel.
Llevare tu júbilo conmigo entre mis manos, asfixiare quimeras. Tuve sueños.
Ilusiones vanas.
Me ves desintegrada pero no vacía solo es un reflejo de lo que quieres ver.
Lo que de mi subsista nutriera a quienes eternice mi esencia.

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